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Como muchos saben, una de nuestras ilusiones era ir a Venecia y el tema de las alergias e intolerancias alimenticias nos paralizaba. Bien es cierto que cuando uno no padece limitaciones físicas o alimenticias, viajar no supone un quebradero de cabeza en el sentido de si podrá o no tomar algo en ese país que va a visitar.

Comer en el restaurante del hotel Sant’Elena en Venecia

Ya les dije que afortunadamente no tuvimos problemas con la comida. Las carnes, deliciosas al igual que el pescado. Una calidad excelente y se podían comer a la plancha con un poco de sal y poco más. Eso sí, no pude catar las pizzas porque llevan tomate y queso, entre otros ingredientes. El tomate lo tolero en pocas cantidades, pero el queso debe ser sin lactosa. 😢

Como habrán deducido, no solo nos preocupaba conseguir un hotel en el que quedarnos y descansar, sino también que tuviera servicio de restauración habituado a circunstancias alimenticias particulares. Buscamos uno que estuviera un poco alejado del centro, para descansar y no despertarnos por el bullicio. El hotel Best Western Premier Sant’Elena (a partir de ahora abreviaré y hablaré del Hotel Sant’Elena en Venecia) contaba con restaurante y quedaba comprobar in situ si realmente podían adaptarse.

Restaurante del hotel Sant’Elena en Venecia

Los desayunos del hotel Sant’Elena en Venecia, correctos, sin más. No vayan ustedes a creer que encontrarán tantas opciones como en los hoteles españoles, pero ofrecían alimentos sin gluten y sin lactosa, así que una se apañaba. A la hora de cenar, momento en el que usamos el restaurante (misma sala que la del desayuno), nos costó un poco explicarnos para ser entendidos. Pero el jefe de sala se preocupó en todo momento por hacernos sentir bien y controlar lo explicitado en relación a alergias e intolerancias.

Carnes y pescados sabrosísimos

Ya les dije que la carne era deliciosa, cortabas y parecía mantequilla en cualquier lugar en el que la comimos. Resulta viable viajar y disfrutar de la comida con tranquilidad. En el hotel sirvieron la carne con zanahoria al vapor y patatas con hierbas aromáticas y sal.

También tuvimos la suerte de probar pasta, riquísima. En mi caso carbonara sin nata que ya saben que no la lleva, aunque en España se tienda a ello. Por lo que puedo dar cuenta de la carbonara original, con huevos, queso pecorino (que al ser de oveja y no llevar vaca lo tolero de maravilla), panceta (sin especiar, porque ellos la suelen curar con pimienta, guindilla, nuez moscada, entres otras especias) y aceite de oliva virgen, ¡rica, rica!

El pescado tuvo su momento en nuestras cenas. Yo opté por pescado rebozado en sésamo, ¡para chuparse los dedos! Pena que eso no deba hacerse en público. ¡Ja, ja, ja…!

Los hoteles en Venecia

Todos los que se han quedado en Venecia saben que los hoteles de tres o cuatro estrellas, por ejemplo, no se corresponden con los de España; eso sí, se pagan a precio de oro. Simplificando mucho, uno de cuatro en Venecia puede equiparse con un hotel de dos o tres estrellas en España. De todas formas, la calidad hotelera española comienza a resentirse y te puedes encontrar, como ya nos ha ocurrido, cucarachas, enchufes caídos, sábanas y toallas rotas, etc.

Retomando el tema, que me desvío, en esta ocasión la habitación del hotel Sant’Elena en Venecia podría definirse como correcta. Ambos somos alérgicos a los ácaros, por lo que agradecimos que la habitación no tuviera moqueta y cortinas de telas gruesas, algo muy típico de esta ciudad. Un hotel sencillo (muy sencillo), limpio, habitación correcta y con cama gondolera. 😂😂😂

La cama, bueno, el colchón estaba hundido por el centro, con la parte de la cabeza más elevada y mucho más la zona de los pies. Como ya se imaginarán, me levantaba partida. No vean lo que costaba enderezarse y lograr que el dolor desapareciera. Salvo la cama gondolera, ningún incidente más digno de mención.

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¡Muchas gracias por la visita!
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